23 de Diciembre de 2025
Los fuegos artificiales pueden ser peligrosos para los humanos cuando no se manipulan adecuadamente. No obstante, su potencial daño no es el único problema; las mascotas también pueden verse visiblemente afectadas.
Ante la explosión de pirotécnicos, los perros y gatos experimentan nerviosismo, debido a los ruidos fuertes, las luces brillantes y los químicos que liberan, lo que desencadena respuestas de pánico y riesgos físicos.
Las mascotas pueden presentar episodios de estrés y ansiedad extremos; esto ocurre porque los animales tienen un sentido del oído mucho más sensible que los humanos y perciben los ruidos de los fuegos artificiales como una amenaza o un bombardeo. Esto les provoca terror, que se manifiesta en jadeos, temblores, taquicardia, vómitos, diarrea o vocalizaciones (ladridos o maullidos).
Asimismo, muchos perros y gatos pueden esconderse, saltar, romper ventanas o, en el peor de los casos, salir corriendo a la calle, lo cual podría aumentar el riesgo de que sean atropellados.
Las aves también se llegan a ver afectadas con la pirotecnia, pues al intentar volar para alejarse de los cohetones, pueden chocar contra los cables y recibir descargas eléctricas.
También, tanto los animales domésticos como los silvestres experimentan daños en sus oídos, así como irritación en los ojos, debido a las partículas químicas que se liberan.
De igual modo, podrían sufrir intoxicación al ingerir accidentalmente restos de estos productos químicos. Si se acercan a fuegos artificiales encendidos o a residuos de pólvora, pueden quemarse y perder la vida.
Fuente: Lady Gómez
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