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Los masajes para caballos enfrentan a veterinarios y fisioterapeutas

19 de Agosto de 2019

Un falso dentista de caballos de La Ribera (Valencia) fue condenado en 2015 a pagar 720 euros por intrusismo profesional en el campo de los veterinarios. Y no es un caso aislado. El Consejo de Colegios de Veterinaria está dispuesto a denunciar a todo odontólogo, podólogo, médico o fisioterapeuta que aplique sus conocimientos en los animales. La ley de ordenación de profesiones sanitarias respalda a los veterinarios: son los únicos capacitados para tratarlos. Felipe Vilas, presidente del colegio madrileño, se indigna: "Es como si los veterinarios, que hacemos cirugías a animales, planteamos operar a personas en un hospital. La nuestra es una de las pocas profesiones reguladas por la Unión Europea. Tenemos que respetar la ley, si no, ¿dónde estamos? ¿en el hampa o en qué?".


Y el foco de los veterinarios —no solo verbal sino en los despachos— está puesto ahora en los fisios que aplican sesiones a los caballos por entre 75 y 100 euros por sesión más gastos de desplazamiento. Los pacientes no solo son equinos de competición —a los que se aplica geles de frío y calor, vendas, masajes de fisioterapia y paseos de relajación y enfriamiento—, sino cualquier caballo con molestias. Esta es una terapia en auge.

Este curso 2018-2019 se han cerrado tres másteres privados que impartían en España el título en fisioterapia para equinos. Han recibido una carta de los veterinarios en la que se afirmaba que no podían capacitar a los alumnos para ejercer con animales. Hasta ahora estos rehabilitadores practicaban con animales y encontraban sin dificultad un nicho de trabajo.

"La fisioterapia en animales aplica los mismos principios que en humanos, adaptándolos a las peculiaridades de cada especie", contraargumentan en la Asociación Española de Fisioterapia Aplicada en Animales (AEFA), que se cruza acusaciones con los colegios de veterinarios en las webs especializadas. El Consejo General de Fisioterapeutas de España se ha quedado al margen de este fuego cruzado entre especialistas.

La AEFA remarca que, según la ley de ordenaciones profesionales, la fisioterapia es competencia de los fisioterapeutas y que, por tanto, veterinarios y fisioterapeutas están capacitados para actuar también en el caso de los animales. "Hemos buscado varias vías para hablar con el colectivo veterinario y no hemos recibido una respuesta positiva. Creemos que el éxito de una rehabilitación está en trabajar de forma multidisciplinar", sostiene en tono conciliador la presidenta de esta asociación, Carlota Franco. "No sabemos qué ha cambiado para que haya ahora una posición tan extrema en nuestra contra. Es cierto que la fisioterapia es una profesión bastante joven, pero no por ello menos preparada. El colectivo se forma, investiga, se actualiza", prosigue, y recuerda que los fisios acuden a los Juegos Olímpicos con el equipo de doma de España.

"Al colegio de veterinarios no nos ha llegado información suficiente para poner una denuncia por intrusismo a un fisio, pero pondremos la primera en cuanto tengamos todo atado: hay que pillarles cobrando por ese servicio o aplicando las terapias", cuenta Consuelo Serres, directora del Hospital Veterinario de la Universidad Complutense de Madrid. "Atacamos las webs donde ofertan sus servicios o los anuncios de cursillos de formación veterinaria orientados también a los fisios", prosigue Serres, muy implicada en la polémica desde sus inicios.

En 2016 un informe de los servicios jurídicos de la Universidad Complutense —en apariencia neutral, porque oferta los dos grados— determinó que solo los veterinarios están capacitados para atender a un animal y el Consejo de Colegios Veterinarios mandó una carta a las facultades en la que se afirmaba que esos estudios no capacitan a los fisios para ejercer. Las universidades privadas Alfonso X el Sabio (Madrid), San Jorge (Zaragoza) y Camilo José Cela (Madrid) han dejado de ofertar el título, que costaba unos 6.000 euros.

Quedan cuatro másteres en pie: los tres de la Complutense dirigidos solo a veterinarios (uno de principios básicos y dos de especialización en animales grandes o pequeños) y el de Escoles Universitaries Gimbernat, en Sant Cugat del Vallés (Barcelona), un centro privado adscrito a la Universidad Autónoma de Barcelona. En este último máster, con capacidad para 20 alumnos, también se inscriben fisios de otros países donde no hay problemas para ejercer luego.

"El veterinario, eso no lo niego, tiene que formarse tras el grado en fisioterapia animal, pero como tiene que hacer un máster en seguridad alimentaria si quiere trabajar en industria alimentaria", opina Serres, que es directora de los tres posgrados de la Complutense. "El mayor problema puede estar en el fallo de diagnóstico. Hay patologías neurológicas que pueden dar síntomas de un fallo muscular cuando se tiene una infección vírica".

Franco expone lo contrario: "Los veterinarios por haber recibido formación en fisioterapia no son fisioterapeutas. En el grado nos enseñan técnicas propias de fisioterapia durante cuatro años y eso no es equiparable a lo que aprendes en un máster de nueve u 11 seminarios (300 horas de clase). Ningún sanitario debería aplicar una técnica si no se tiene el conocimiento adecuado".

Fuente:
https://elpais.com/sociedad/2019/07/12/actualidad/1562953113_074071.html

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