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¿Qué debemos saber sobre la diabetes mellitus en perros y gatos?

28 de Enero de 2021

uede parecer impactante el hecho de que una mascota, ya sea perro o gato, puedan padecer enfermedades similares a la de los seres humanos. En realidad, hay ciertas similitudes y enfermedades en común entre especies de mamíferos. Todos tenemos algún conocido o familiar diabético, pero no es tan habitual tener un conocido o familiar cuya mascota sea diabética. Sin embargo, existe la creencia desde antiguo y es causa frecuente de pregunta a los Veterinarios si los dulces son perjudiciales para los animales de compañía; también si los perros pueden quedarse ciegos por consumir productos azucarados. Aunque no es exactamente así, estas cuestiones sí que pueden estar relacionados con una enfermedad metabólica frecuente en perros y gatos, la Diabetes Mellitus.


La Diabetes Mellitus se caracteriza por la presencia de elevados niveles de glucosa en sangre de manera persistente debido inadecuada producción de insulina o bien, por una resistencia a la misma, es decir que los tejidos no responden a la insulina y no pueden absorber la glucosa; ésta es necesaria para la producción de energía y el correcto funcionamiento del organismo. En medicina humana está bien descrita y clasificada, sin embargo, en medicina veterinaria no existe consenso universal sobre la clasificación, pero de manera general se habla de diabetes insulinodependiente (Tipo 1) o diabetes insulinorresistente (Tipo 2).



En el caso del perro, todos los pacientes son insulinodependientes, la diferencia está en la enfermedad de base que causa el aumento de la glucosa. Entre esas causas están enfermedades como el síndrome de Cushing, pancreatitis crónica, autoinmunidad (similar a la diabetes tipo 1 de humana) o enfermedad congénita del páncreas. Al igual que en los humanos, la genética también juega un papel importante, de modo que las razas más propensas a desarrollar diabetes tipo 1 son los beagle, los caniches, los schnauzer miniatura, los teckel y los golden retriever, entre otros.

En los gatos es más frecuente la diabetes Tipo 2, secundaria al desarrollo de resistencia a la insulina por factores como la obesidad (dietas muy cargadas en carbohidratos) o la inactividad. De alguna forma la manera en la que viven los gatos actualmente en casa ha recreado la misma fórmula que provoca la aparición de la diabetes tipo 2 en las personas. En algunos felinos también se ha visto asociada a pancreatitis aguda, enfermedades hormonales y enfermedad congénita.



En la sociedad existe cierta tendencia a pensar que un gato es “un perro pequeño” y no es en absoluto así. Se trata de dos especies muy diferentes, lo cual también se manifiesta a la hora exteriorizar los signos clínicos de una enfermedad. Los gatos suelen manifestar en menor medida los síntomas de enfermedad que los perros y, en algunos casos, pueden pasar desapercibidos durante meses.



Dado que la diabetes puede afectar o contribuir al deterioro de otros órganos, es importante detectarla y diagnosticarla cuanto antes con el fin de instaurar un tratamiento adecuado y prevenir el deterioro del animal. La mayor parte de los síntomas, comunes a perros y gatos, que los propietarios deben tener en cuenta en su mascota son los siguientes:



Poliuria-polidipsia: mayor necesidad de beber y de orinar
Polifagia: como el organismo no puede utilizar la glucosa los animales tienden a comer más. En estadios avanzados puede suceder lo contrario, pérdida de apetito.
Pérdida de peso
Ceguera: debido a la formación de cataratas


Los gatos además tienen tendencia a desarrollar neuropatía periférica diabética, de modo que el animal camina apoyando anormalmente la extremidad hasta el tarso (caminar plantígrado).


El diagnóstico de la diabetes debe realizarla el Veterinario mediante análisis de sangre, de orina y una prueba especial, la determinación de fructosamina, que pone de manifiesto la existencia de un aumento de glucosa sostenido en las últimas tres semanas.



En cuanto a las opciones terapéuticas, en el perro siempre va ser necesaria la administración de insulina. En los gatos existe la posibilidad de regular la glucemia mediante la administración de comprimidos que disminuyan la glucosa sanguínea. Sin embargo, en ambas especies, la dieta va a ser un factor fundamental, de manera que se debe administrar una dieta rica en fibra y siempre coincidiendo con la toma de la medicación. También es de relevancia tratar las posibles patologías de base que pueda sufrir cada paciente, de manera que la terapia debe ser individualizada. En las hembras es recomendable la esterilización ya que ayuda a la regulación de la enfermedad. En determinados casos puede ser necesaria la hospitalización y cuidados intensivos para la estabilización del paciente; esta fase de la enfermedad se conoce como cetoacidosis diabética.



Una vez se haya establecido el tratamiento deben realizarse controles periódicos de por vida ya que la enfermedad puede sufrir periodos de inestabilidad, de manera que así se puede garantizar una buena calidad de vida para el animal.

Fuente:
https://murciaeconomia.com/art/76459/que-debemos-saber-sobre-la-diabetes-mellitus-en-perros-y-gatos

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