Noticias

Apicultores contra viento y marea: el reto de producir miel silvestre en la Patagonia

27 de Julio de 2022

Tres de cada cuatro plantas comestibles en el mundo requieren la polinización asistida por abejas, una especie en peligro de extinción. Esta es la historia de un artesano que intenta perpetuar el arte de la cría en condiciones adversas

Federico Rost es apicultor artesanal y busca pasar el legado de la producción de miel silvestre a Pablo Schneider, su joven aprendiz, en un contexto económico y ambiental cada día más difícil. “Me pregunto si podremos repararlo —dice y sorbe un mate—. Me pregunto si nosotros acá en el pueblo… Siendo tan pocos. Si podremos resistir, digo, si lograremos cuidarlas”.

Rost vive con su compañera Rocío y siete perros en Colonia Santa Teresa, un pueblo de 550 personas en la Patagonia argentina. Sus condicionales saben amargo, como la bebida. De fondo se oye el murmullo del viento pampero que hace bramar los eucaliptos del bulevar y levanta tierra seca de las calles áridas en el invierno patagónico. “Me pregunto si estaremos a tiempo, y si valdrá la pena”.

A ellos también les dijeron que este lugar podría ser considerado un lugar de paso. Casi en tono de menosprecio: ofensivo. Como si una zona rural, una localidad pequeña, un pueblo chico debiera resignarse siempre a la etiqueta de “infierno grande”.

Para ellos, en cambio, la Colonia es el sitio indicado en el cual construir una madriguera, una base, echar raíces: un refugio ante la hostilidad del mundo. “Pero para que las plantas crezcan y las raíces profundicen hay que cuidarlas y abonar la tierra”, dice Rost. “Y la tierra se abona con bosta. Con mierda, básicamente. Acá se aprende eso: a extraer lo bueno de lo desechable, a aprovechar lo que nutre”.

A esperar, también. Algo que se está perdiendo: la pausa. La posibilidad de vivir a otro ritmo y encontrar gracia en lo simple. El pueblo respira una cadencia apacible. Y como escribió Whitman: “La paz siempre es hermosa”. Aunque las preguntas de Fede, como le llaman en casa, denotan angustia. Y tiene motivos.

Según el estudio Declive mundial de la entomofauna: una revisión de sus impulsores, publicado en la revista Science, el desplome de las poblaciones de abejas es crítico debido a su papel fundamental en los ecosistemas, que podrían derrumbarse ante la falta de estos pequeños seres vivos. En las últimas décadas, se ha registrado una disminución de las colmenas en todo el mundo; han muerto miles de millones y las proyecciones de los últimos tres años son peores.

Entre las principales amenazas se encuentra la degradación de sus hábitats, el cambio climático, las prácticas agrarias, el abuso de los suelos, los incendios y las especies exógenas. Las causas agrarias, en particular, toman forma en el uso de prácticas de la agricultura industrializada, como los monocultivos, que se traducen en menos diversidad y disponibilidad de alimento, así como plaguicidas tóxicos para estos seres vivos y los humanos.

“Sin ser alarmistas, esto es realmente grave”
La polinización que realizan las abejas permite que las flores sean fecundadas para dar semillas y frutos; es decir, son la piedra angular de la biodiversidad, informa la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación (FAO). Pero también de nuestra seguridad alimentaria: a nivel mundial, una tercera parte de los alimentos dependen de las abejas, así como un 90% de las plantas silvestres con flor.

“Son uno de los grupos más importantes de polinizadores que existen en el planeta; me atrevería a decir que entre ambos son el más numeroso”, dice Gerardo Ceballos, investigador del Instituto de Ecología de la UNAM y el ecólogo más citado en América Latina. Varios agentes o vectores de polinización pueden transferir el polen de los estambres al estigma de la flor: el viento, el agua o algunos animales. Se sabe que cerca del 90% de las angiospermas (plantas con flores y cuyas semillas están en el interior de un fruto) requieren ser polinizadas por animales: insectos, mamíferos, aves y algunos reptiles.

Se calcula que la tercera parte de los alimentos que consumimos dependen de la polinización de las abejas
Plantas y polinizadores llevan miles de años evolucionando juntos y, probablemente, constituyen el ejemplo más claro de mutualismo en la naturaleza. Sin estos agentes polinizadores “tendríamos problemas serios”, apunta Ceballos- “Sin ser alarmistas, esto es realmente grave porque las plantas, a su vez, juegan un papel muy importante en la función de sus ecosistemas”. Si desaparecieran, podrían extinguirse las especies animales que se alimentan de ellas. El ocaso de abejas y abejorros también tendría un serio impacto en los humanos. “Se reduciría nuestra capacidad de producir alimentos”, continúa el investigador.

“Estamos viviendo una sexta extinción masiva, lo que implica la desaparición muy rápida de la flora y fauna. Rápido en tiempo ecológico significa cientos de miles de años, pero la sexta es instantánea: hablamos de 100 o 150 años. Si no hacemos algo muy pronto, en los próximos 10 o 15 años perderemos una cantidad de especies gigantesca, y esto va a socavar nuestra capacidad para sobrevivir”, advierte Ceballos.


Fuente:
https://elpais.com/planeta-futuro/2022-07-15/apicultores-contra-viento-y-marea-el-reto-de-producir-miel-silvestre-en-la-patagonia.html#?rel=mas

Otros artículos de interés

Publicidad1
Publicidad2
Publicidad3
logo

Federacion de Colegios de Médicos Veterinarios de Venezuela

©2018 - Todos los derechos Reservados
Página desarrollada por Inteleca

Suscríbete a nuestro newsletters y reciba periódicamente las últimas noticias e información sobre futuros eventos.